
Gran hermano fue emitido por primera vez en Holanda el 16 de septiembre de 1999, siendo después adaptado en más de 70 países. Aunque cada versión ha introducido sus propias modificaciones, la idea general sigue siendo la misma: un grupo de "habitantes", generalmente 12 desconocidos entre sí y surgidos de un casting, convive en una casa diseñada para la ocasión en la que son filmados por cámaras y grabados por micrófonos durante las 24 horas del día. Los concursantes permanecen aislados del mundo exterior, y por tanto tienen prohibido cualquier tipo de contacto con agentes externos (en la casa no hay televisión, radio, Internet, música, libros o lápices), exceptuando la ayuda psicológica que ellos mismos requieran, y que recibirán, siempre en privado, en el confesionario. La duración media del programa oscila entre los 90 y 115 días.
Además de la misma convivencia, que es el eje principal y mayor atracción del concurso, éste gira en torno a 4 bases: la vuelta a lo básico en su rutina diaria, el sistema de eliminaciones, la pruebas semanales propuestas por Gran hermano y el confesionario, donde, individualmente, los concursantes expresan sus pensamientos, sentimientos, frustraciones y sus nominados.
Cada semana, dentro de un proceso de votación generalmente secreta, los concursantes dan los nombres de los compañeros que quieren ver fuera de la casa. Finalmente, los que obtienen la mayor puntuación son los nominados. Cabe recordar que en las últimas adaptaciones del concurso se han añadido nuevos factores a este proceso, como el poder de veto, la inmunidad o la nominación por parte de la audiencia o el propio Gran hermano.
Tras una semana aproximadamente, se les comunica la decisión de la audiencia, que ha estado votando para decidir quién debe ser expulsado. En ese mismo instante, el concursante elegido debe abandonar la casa. Comienza entonces una entrevista en primicia para el programa. El último que permanezca en la casa será el ganador de una sustancial suma de dinero, la cual ha variado notablemente entre las diferentes versiones internacionales.
Inicialmente, la casa en la que tenían que convivir durante el concurso era muy básica. Aunque se regalaba lo esencial en el comienzo del programa (agua corriente, muebles, ración de comida mínima, etc.), cualquier tipo de lujo estaba prohibido. Esto añadía un elemento de supervivencia al concurso, incrementando así la posibilidad de crear tensión en la casa. Ahora, en cambio, casi todas las versiones cuentan con una casa completamente equipada y acondicionada con la última tecnología, además de otros lujos como sauna, jacuzzi, suite VIP, etc.
Como obligación, los concursantes tienen diferentes tareas para mantener la casa, y deben afrontar las pruebas semanales propuestas por el equipo de producción, que se dirige a ellos a través de la voz, nunca la imagen, del Gran hermano. Las pruebas son diseñadas para comprobar su capacidad de trabajo en equipo y su espíritu de comunidad. Los habitantes de la casa tienen un presupuesto semanal para adquirir comida y otros productos necesarios que variará según superen o no las pruebas.
El programa está hermanado con Internet. Los resúmenes diarios son necesariamente editados, por lo que el concurso es emitido en muchos países, sin interrupciones, en la red. Este proceso ha sido tan exitoso que se ha comenzado a cobrar por este servicio. En algunos países, la emisión en Internet fue suplementada con actualizaciones vía e-mail, WAP o SMS. La convivencia es además emitida en muchas ocasiones a través de plataformas de televisión digital.
Independientemente del rechazo que ha generado en distintos medios, el programa ha sido un éxito comercial en todo el mundo. Las críticas se centran básicamente en que los aspectos irónicos de la obra de George Orwell son adaptados erróneamente con el único propósito de crear entretenimiento para grandes masas. Más concretamente, la naturaleza voyeurística del formato, donde los concursantes acceden voluntariamente a ceder su privacidad a cambio de un premio, ha sido origen de grandes controversias.
Por este motivo, las pretensiones científicas con las que se inició el programa han sido puestas en duda por la comunidad académica sistemáticamente, aunque algunos antropólogos, sociólogos y filósofos hayan utilizado el éxito del concurso para estudiar la cultura de masas y el fenómeno pop en las nuevas generaciones.
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